Después de muchas horas en autobús al fin llegamos a Jaipur. Os recomiendo que os toméis el viaje con calma, ya que las carreteras están sin asfaltar y los autobuses son híper lentos.
Podríamos decir que Jaipur es la ciudad de los monos. En cuanto empieza a atardecer, esta ciudad es invadida por hordas de monos ladrones, que se deslizan por los tejados y tuberías hasta los puestos de comida callejeros. Siempre aprovechan cualquier despiste para robar algo.
La ‘ciudad rosa’, como se la conoce, es la colorida capital del estado de Rajastán.
Un buen lugar donde pasar la noche es el Hotel Laxmi Niwas, céntrico y bien comunicado.
Poedeis explorar la ciudad a vuestro aire. Las calles están pobladas por hombres rajastanís con enormes bigotes y turbantes y las mujeres llevan joyas y los saris más coloridos de India.
FUERTE DE AMBER
Está situado a unos 11 km al noreste de Jaipur y fue la capital de la región durante seis siglos, antes de la construcción de Jaipur. Aquí tenéis la posibilidad de subir en elefante. Todos los elefantes que emplean para subir al Fuerte son hembras. Esto último nos lo dijo el conductor del elefante (Mahout) y tiene su lógica. El hombre hizo hincapié en que los machos son muy difíciles de controlar al no ser tan dóciles.
Nuestra querida elefante María.
HAWA MAHAL (palacio de los vientos)
Este extraño y bonito palacio recuerda mucho a una colmena de avispas. Es realmente notable la cantidad de detalles que adornan su fachada exterior.
Jaipur tiene miles de lugares donde probar buena comida vegetariana, pensad que la mayoría de población no come carne, aunque el pollo se puede encontrar con facilidad. Además tiene muchísimos bazares donde podréis comprar de todo. Es una ciudad digna de ver, no la olvidareis.
Las vacas se pasean a sus anchas
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