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domingo, 22 de mayo de 2011

Auschwitz - Birkenau


“ARBEIT MACHT FREI” esta fue la inscripción que me encontré en la entrada de lo que un día fue uno de los mayores campo de concentración, Auschwitz.
Estas palabras significan EL TRABAJO OS HARÁ LIBRES. Esto es lo que veían miles de judíos cuando ingresaban en el campo de concentración, con la esperanza de ser liberados algún día.



La tristeza que ser respira en este lugar es desoladora. Parece como si sus muros, barracones y alambradas te susurraran al oído todo lo que en este lugar sucedió. La barbarie humana aquí alcanzo cotas inimaginables y eso se puede sentir en cada poro de la piel desde que entras, hasta que sales.



Situado a unos 43 km al oeste de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, donde se calcula que fueron asesinados entre 1,5 millones y 2,5 millones de personas, la gran mayoría de ellas judías, además de eslavos, prisioneros de guerra, etc. Además medio millón murieron por enfermedades y hambre.



Al ser uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto, en 1979 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Birkenau





El campo de Birkenau está situado a unos 2 km de Auschwitz y también se le conoce como Auschwitz II. Este campo, a diferencia de Auschwitz era únicamente de exterminio. Aquí se encontraban las cámaras de gas y los hornos crematorios.



Cada cámara de gas podía recibir hasta 2.500 prisioneros por turno. El exterminio a gran escala comenzó en la primavera de 1942.
Los prisioneros llegaba al campo por tren en condiciones deplorables, con frecuencia muchos de ellos llegaban muertos. A partir de 1944 la vía se extendió para que llegara directamente al campo. Algunas veces, al llegar el tren, los prisioneros eran pasados directamente a las cámaras de gas.
He de decir que quede impresionado del tamaño que tiene este campo, unos 2 x 2.5 km. La verdad es que entre la cantidad de nieve que había y las poquitas personas que éramos la sensación de soledad era enorme.






Yo, imaginaba como de duros fueron los inviernos para aquellas pobres personas, que pasaron aquí sin lugar a dudas, los peores años de su existencia.



Al final de la tarde y ya con la puesta de sol, nuestra visita termino. En un último vistazo y observando el antiguo vagón, que aún resistía el paso del tiempo pensé:

Quien no conoce su historia está condenado a repetirla.

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